En Colombia estamos estrenando reforma tributaria y
basta con mirar las redes sociales para determinar el alcance de desánimo e
inconformismo social que nos invade. Más y más artículos para estrecharnos el
bolsillo y la cartera como si fuera fácil vivir en un país donde hacer empresa
es una tarea titánica y sobrevivir con el salario mínimo un milagro.
Para mis colegas Contadores y Revisores Fiscales,
quiero traer a colación el artículo 52 de la nueva reforma tributaria, donde
ahora somos solidariamente responsables de las sanciones que se generen por la
inclusión de documentos falsos o fraudulentos en los procesos de devolución o
compensación de impuestos.
No me canso de repetir que la industria criminal no
perdona y mientras muchos contadores y revisores fiscales sólo se enfocan en el
estudio tributario, el perpetrador hace y deshace en las empresas. Los esquemas
de fraude son todo un universo por conocer y más aún cuando un documento que
sustenta un gasto está involucrado en un delito.
Los gastos de viajes y representación son los instrumentos
que más deleitan al abusador. El costo del servicio de taxi y el almuerzo en
cualquier esquina hacen parte del delicioso menú de falsos documentos que
pueden estar alimentando los reembolsos de las empresas. Así las cosas, los
contadores debemos verificar que cada documento que reposa en la contabilidad
sea idóneo y legal. Sin embargo, esta no es una tarea nueva para el Contador o
Revisor Fiscal, incluso hemos sido testigos de procedimiento disciplinarios por
no tener presente las normas contables y permitir que el fraude llegue a los
estados financieros sea por inclusión de falsos gastos o cambios en los
ingresos.
El problema no radica es que seamos o no responsables,
porque más allá de la reforma tributaria está el servicio mutitasking por el cual el
Contador es bien conocido. Hoy en día, nuestra profesión se ha contaminado de
otras funciones que le restan esencia a nuestra labor. Es muy común encontrar
profesionales contables con actividades de recursos humanos, nómina, tesorería,
administración e incluso como oficiales de cumplimiento, todo esto como si
fuera poco la gran responsabilidad que nos atañe ser Contadores. ¿Desde cuando
dejamos de ser contadores para ser toderos?
Un abusador laboral conoce muy bien la debilidad de los controles y las áreas donde el fraude pasa inadvertido e incluso sabe que Usted
Sr. Contador no cuenta con el tiempo suficiente para revisar debidamente los
documentos. Además, aprender sobre fraude, esquemas y perpetradores no hace
parte de la lista de capacitaciones anuales necesarias para al menos disuadir
al abusador.
La dignidad de nuestra profesión se diluye cada vez
más entre el enmarañado desorden tributario del país y la incapacidad de
rechazar lo que profesionalmente no debemos hacer. Recibimos con brazos
abiertos todo lo que nos llegue sin analizar el riesgo que en última instancia nos
afecta. Nuestra profesión es y será responsable de lo que pase en las empresas,
sólo que ahora somos menos conscientes porque mientras desenredamos los
impuestos los perpetradores se devoran las empresas.
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