lunes, 14 de diciembre de 2015

Reparación con doble moral

Reparación con doble moral

Colombia es un país que ha padecido la violencia en toda la extensión de la palabra y del territorio. La guerrilla de la FARC, con un discurso pobre y carente de lógica, se convirtió en el mayor de los problemas para la población civil, los militares y el gobierno. De ahí, que el proceso de paz instaurado en Cuba, pretende corregir de alguna manera los desastres cometidos en 55 años de masacres, torturas, secuestros y violaciones de todos los derechos humanos. Pero más allá de la reconciliación, el perdón y la no repetición; el tema económico para la reparación tiene mayor trascendencia ya que es un arma de doble filo como nuestra moral.

Los delitos económicos como fraude, secuestro, narcotráfico, minería ilegal, corrupción y todos los demás que se encuentran en el espectro de los delitos fuentes del lavado de dinero han sido cometidos por la guerrilla. Es por ello que el blanqueo de capitales se convirtió en la actividad más exitosa para la guerrilla que alimenta sus arcas y financia su bélica operación. A la fecha no existe un dato exacto sobre la cantidad de dinero que la guerrilla produce y tiene en sus caletas. Se ha especulado sobre los ingresos, gastos y compras pero con altos márgenes de error y ambigüedad en las cifras. Así mismo, se habla sobre la extraordinaria capacidad económica, su organización contable y gerencial que le permite administrar su riqueza incluso a nivel internacional como cualquier otra organización legal.  
                                                                              
Igual que pasa con la cifra de los delitos económicos en el mundo, pasa en Colombia para enmarcar a la guerrilla de las FARC en alguna estadística económica; sólo es posible detectar el 5% de los negocios ilícitos, todos los demás pasan por debajo de la mesa o hacen parte del underground mundo criminal global. Lo único que se sabe es la descomunal cantidad de dinero que la guerrilla tiene en su poder producto de las actividades ilegales, delincuenciales y vejámenes cometidos en su larga trayectoria por la historia colombiana.

Muchos colombianos inquietos tenemos incógnitas con respecto al proceso de paz, su dinamismo, ejecución y posconflicto. Sin embargo, una de las grandes inquietudes que a la fecha no ha sido planteada claramente es el tema de la reparación. Aunque es un tema para coger con pinzas, se cuestiona sobre la forma de retornar el dinero ilegal a la economía colombiana. El lavado de dinero y los delitos precedentes son un tema de discusión global donde Colombia, como país, tiene que adaptarse al propósito internacional sobre la prevención de las actividades ilegales que afectan la economía mundial. De ahí que el sector financiero y la mayoría de las empresas del sector real hoy están obligados a implementar el sistema de prevención de lavado de dinero basado en riesgos. Por lo tanto, dicho retorno producirá nocivos efectos en nuestra economía e institucionalidad dado que será indiscutiblemente la forma más patriótica de lavar las ganancias ilegales de 55 años de guerra donde los únicos ganadores son los altos comisionados de la guerrilla que sueñan con una vida en la legalidad y una posición en el gobierno.

Hoy nos enfrentamos a un proceso de paz con doble moral que tiene dolientes, adeptos e incrédulos. Un proceso tejido con incipientes hilos de verdad y transparencia esquivando los procesos legales internacionales como lo es la lucha contra los crímenes económicos y la extradición. Un proceso de paz que tendrá como únicos triunfadores a la guerrilla que cambiaran las botas por los zapatos de charol y dejaran el anonimato para engordar nuestra ineficiente clase política. Igualmente, las FARC plantearan los escenarios perfectos para disponer de los recursos ilegales acumulados y pretender vivir como colombianos de bien desafiando la honestidad de todos aquellos que por años hemos defendido la ética, la moral y los valores.


lunes, 16 de noviembre de 2015

Luto por lo nuestro!

Para todos es claro que el negocio de la guerra es lucrativo e interesante porque mientras los dueños y directivos de las empresas que producen armamento de todo tipo se encuentran escuchando las noticias en sus sofisticadas oficinas y mansiones, el resto del mundo se está debatiendo entre el poder de conquistar más almas y tierra basados en argumento políticos, religiosos y económicos.

Los últimos hechos en la ciudad de París se suman a la cantidad de atrocidades que debemos ver, escuchar y lidiar a diario. Las olas de oraciones, banderas en los perfiles de las redes sociales, y demás expresiones de solidaridad relucen desde el viernes en todos los medios de comunicación; pero más allá de como extasiarnos de semejante acto de terrorismo parece que a muchos de nuestros compatriotas se les ha olvidado como Colombia, nuestro país, ha vivido por más de cincuenta años la misma situación que sufrió París y han sufrido otras ciudades. Claro está, el esquema puede variar entre kamikazes, ciudades de alto tránsito turísticos y los lugares de los atentados.

Los diversos grupos armados y al margen de la legalidad que se han desarrollado en Colombia han mantenido atropellada y humillada a la población en general con un absurdo discurso filosófico que después de los años no tiene ni un gramo de peso. Los grupos como FARC, ELN y los demás que se han integrado a la sociedad han sacrificado miles de personas entre los cuales se encuentra la población infantil. Hoy cuando en la mesa de negociación en la Habana se habla de un acuerdo, a la mayoría solo nos quedan los recuerdos de como ellos, las FARC, se han burlado por años de nosotros. Para recordar las actuaciones que las FARC han cometido y que nada tiene que envidiarle a un grupo terrorista de Medio Oriente y África podemos listar: Secuestro, extorsión,  cultivo y venta de estupefacientes, narcotráfico internacional, desplazamiento rural al urbano, violación a las mujeres y posterior obligación a abortar, reclutamiento de menores de edad, robo de propiedad privada, bombardeos a la población civil, uso de correos humanos para bombardear las autoridades policiales y del ejército, uso de minas anti personas, entre otros.

Hagamos un poco de memoria, nosotros como colombianos también tenemos nuestro infierno. En el año 2002 en Bojaya, un pequeño municipio del Choco, entre las FARC y los paramilitares mataron 129 personas, hirieron 98 personas y acabaron con la poca infraestructura del pueblo. Los habitantes que sobrevivieron a semejante crueldad dejaron sus pertenecías y abandonaron su vida para alimentar las cifras del desplazamiento de la historia de Colombia; claro que muchos colombianos no sabíamos ni siquiera donde estaba ubicado este municipio hasta el día que sucedió el ataque. Sin embargo, en el año 2003, un carro con 200 kilos de explosivos explotó en la sede del club el Nogal de la ciudad de Bogotá, matando 36 personas y dejando más de 200 personas heridas. En este caso la indignación creció, porque el desafío para las autoridades fue mayor cuando se traspasó la barrera de lo rural a lo urbano.

Secuestrar hace parte del negocio de la guerra, pero era impensable retener a 12 diputados que se encontraban en la sede de la Asamblea del Valle del Cauca en el 2002. Este acto de crueldad rompió con todos los paradigmas sobre terrorismo conocidos hasta el momento en Colombia. El sufrimiento y el dolor de las familias y de un país fueron permanentemente alimentados por medio del engaño con mentiras y falsas creencias sobre el estado de salud y de vida de estos políticos. Once de ellos fueron masacrados años después de su captura.

La guerrilla ha arrasado con municipios y ciudades en Colombia; recordemos la ciudad de Mitú en Vaupés, cuando 1500 guerrilleros atacaron a 160 miembros de las fuerzas militares y de policía; y como éste caso hay por todo el país: Puerto Saldaña en Tolima, Granada y Caicedo en Antioquia, Toribió y Jambaló en el Cauca, San Jacinto y Mayecepo en Bolívar, Cartagena del Chaira en el Caquetá, entre otros.


Con el anterior panorama no debemos olvidar que los eventos de nuestro país son tan importantes y desafortunados como los de otros países. No debemos permitir que hechos tan lamentables, dolorosos y desastrosos como el ataque a París, los bombardeos a Beirut y Siria, el hostigamiento de las guerrillas africanas; sean una cortina de humo para esconder nuestros conflictos y más profundos infiernos. Colombia es un país maravilloso y  las FARC has sido el lunar peludo y feo que sobresale en todas partes, el que hoy el gobierno pretende maquillar para darle otra cara a nuestro país. Tal vez algunos tendrán una memoria pobre y escasa que no les permite evidenciar cuantos años de sufrimiento lleva la población más vulnerable; otros nos acordamos cada día con dolor por los eventos que el terrorismo colombiano ha causado. No podemos acostumbrarnos a un terrorismo doméstico, ni mucho menos acostumbrarnos a los delitos que todos los días nos aquejan y se vuelven parte del paisaje. Tampoco hacernos los de la vista gorda porque el crimen de hoy no nos afecta. Ocupémonos más en lo nuestro, en cómo fortalecer nuestra democracia y seguridad, en impedir que incapaces mentales manoseen nuestro futuro y jueguen con nuestra dignidad. Pellizquemos un poquito y empecemos la paz desde nuestro interior, en nuestra casa, y en los ambientes donde cada día interactuamos con el otro. Sintamos luto por lo nuestro! 

martes, 25 de agosto de 2015

Que tus alegrías no sean el objeto de tus desdichas

Mucho se ha escrito sobre las redes sociales y uso para informar y desinformar. Igualmente tenemos mucho que agradecerle a los nuevos sistemas de comunicación donde campañas políticas, sociales y de marketing  tienen mayor alcance y poder. Así mismo, hemos visto como las redes sociales se han convertido en el mecanismo para el castigo social, incluso transgrediendo la dignidad humana; pero aún muchos usuarios, amantes y adictos a la tecnología y a las redes sociales no dimensionan el poder y alcance que un perpetrador tiene al perfilar un objetivo.

Nos han entregado los recursos informáticos para que nosotros como usuarios los adoptemos y los explotemos en el buen sentido de la palabra; pero hemos entregado nuestra vida e intimidad a las redes sociales sin darnos cuenta que cada foto, lugar y contenido están siendo clasificados por un perpetrador.

Un criminal ama las fotos de las familias y en especial de los niños porque son una debilidad, es por ello que las fotos familiares no deben ser expuestas en las redes sociales sin importar el motivo. De igual forma las actividades que realizan los miembros de dicha familia y mucho menos los lugares en los cuales desarrollan dichas actividades deben darse a conocer en las redes sociales. Evite comentar cuantas veces a la semana realiza dichas actividades, sus horarios y la forma de accesar.

Un perpetrador se entusiasma cada vez que usted usa las redes sociales para mostrar cuantos activos tiene y los nuevos que llegan a casa. Los logros personales como un nuevo vehículo o vivienda son los mejores estímulos para un delincuente, dado que le ayuda a ampliar la idea de quién es su nuevo objetivo. Un delincuente analiza cada foto y hace un estimado del tipo de mobiliario, electrodomésticos, vehículos e incluso de su vestuario. Cada detalle sobre lo que usted usa es tomado en cuenta para crear un perfil.

Viajar es el mejor bálsamo para el alma, pero cuando lo haga simplemente hágalo en silencio, no le avise al perpetrador anunciando su partida desde el aeropuerto local o internacional. El perpetrador se siente feliz al saber que sus activos quedaron a su entera disposición para ser tomados cuando le plazca. Tampoco publique cuando llega y evite las algarabías en las salas de arribo de los aeropuertos. Recuerde que el perpetrador ha recogido toda la información que usted amablemente le ha entregado por medio de las redes sociales, por lo tanto está a la espera de cualquier movimiento u oportunidad para tomar de usted lo que a él le gusta.

Alimentar el espíritu y el cuerpo son los mejores deseos de cualquier ser humano y un buen perpetrador lo sabe. Por lo tanto no publique los sitios que usted frecuenta y menos cuál es su menú. Un delincuente tiene la capacidad de filtrar información sobre restaurantes, sitios de diversión nocturna y conciertos de manera precisa con pocos datos que aparecen en las redes sociales.

Disfrute en la intimidad de su hogar con su familia y absténgase de entregar en bandeja de plata su vida a los delincuentes que monitorean cada movimiento. Sus logros personales, los de sus hijos y familiares déjelos para colmar su felicidad en el calor de su hogar y evite dar a conocer como su carrera profesional ha avanzado al igual que sus expectativas sociales y económicas. Disfrute cada momento con sus familiares como también de los activos o bienes que posee sin dar a conocer que tanto ha conseguido y cuanto le falta para colmar su apetito económico.

Un delincuente no tiene el corazón ni la suficiente humanidad para descartar un objetivo, dado que su pensamiento está diseñado para atacar, tomar y usar sin remordimiento. Un perpetrador tiene la astucia suficiente para armar toda la historia de nuestras vidas, rutinas y árbol genealógico con solo detalles que a diario publicamos en las redes sociales. Un criminal posee la capacidad de perfilar can claridad sus objetivos para atacar cuando la guardia esta baja; así que evitemos a toda costa que su tarea sea más fácil de lo que parece y protejamos nuestra identidad y privacidad por encima de cualquier tendencia social para que en ningún caso nuestras alegrías sean el objeto de nuestras desdichas.

lunes, 17 de agosto de 2015

R.H. La piedra angular de la disuasión

Los departamentos de personal o talento humano o recursos humanos son la piedra angular de la prevención del fraude corporativo. La elección del empleado ideal tiene que ir más allá de la búsqueda subjetiva de candidatos idóneos que cumplen con las condiciones técnicas e intelectuales del cargo a suplir, ya que dicha búsqueda debe ser el primer factor de disuasión frente al fraude.

Sin embargo, el análisis de las aptitudes físicas y mentales de los solicitantes por medio de entrevistas, pruebas psicométricas y exámenes médicos son en muchos casos más importantes que la búsqueda de personal que realmente esté y quiera estar alineado con los valores de la corporación.

Como es bien sabido el factor humano es fundamental para el desarrollo del mundo empresarial; y a pesar que los medios de producción son cada vez más automatizados o robotizados, la mano de obra y el talento siguen fortaleciendo las industrias en el mundo. Sin embargo, el éxito empresarial se ve manchado por aquellos que de alguna forma se dejan conquistar por los antivalores y actúan en contra las organización para alimentar fraudulentamente sus bolsillos. Es por ello que los programas de prevención del fraude deben incluir los procesos de reclutamiento, selección y contratación del personal.

La disuasión de la comisión del fraude empieza por casa y debe ser desde el mismo momento o contacto que tiene el candidato laboral con la empresa; es por ello que un ambiente de total control y la férrea actitud frente al fraude son las herramientas básicas de disuasión.

Como es bien sabido los perpetradores se encuentran en todas las esferas y hacen todo lo necesario para romper las normas con el único fin de incrementar su patrimonio y sostener su ritmo de vida. El perpetrador monitorea y detecta las oportunidades, deficiencias y falta de control de su objetivo. Su agudo olfato e instinto para detectar laxos controles le ayudan a crear las estrategias necesarias para irrumpir en las finanzas y en general en los activos de la empresa y tomar de allí lo que le satisfaga. Un perpetrador no tiene escrúpulos y en muchos casos buscan las empresas con carencias administrativas y financieras; es decir un perpetrador tiene un target y perfila su víctima cuidadosamente. Pero, ¿Cómo puede un empresario proteger su organización desde el departamento de Recursos Humanos o Contratación?

El Reglamento Interno de Trabajo es la herramienta más básica y conocida del mundo laboral. Su redacción debe contener aspectos fundamentales sobre faltas graves y menos graves relacionadas con el fraude corporativo o los riesgos a los cuales está expuesta la empresa en este tipo de temas. Es decir, que el RIT, no debe ser la simple y tradicional recopilación cláusulas o artículos relativas a la forma de laboral; un RIT debe estar alineado con el ambiente de control y el buen gobierno corporativo, de modo que desde el inicio de las labores esté claro para el nuevo empleado la inflexible actitud al fraude.

El buen gobierno corporativo es otra herramienta que protege la entidad o corporación por medio de la orientación, supervisión y control de los riesgos; de ahí que los candidatos a suplir las vacantes y los nuevos empleados que pretenden cometer fraude sienten desestimulo al observar que cada una de las personas que ocupan cargos desde la junta directiva hasta el último empleado están comprometidos con la transparencia y la ética en todas las transacciones de la compañía.

El programa de prevención de delitos económicos es también un recurso avanzado que permite blindar a la empresa de futuros riesgos y por ende consecuencias económicas que algunos casos son pérdidas incalculables como también reputacionales.

Por lo tanto, los procesos de reclutamiento, selección y contratación del personal que son desarrollados por el Departamento de Recursos Humanos o de quien haga sus veces deben ser la piedra angular de cualquier programa de prevención de fraude o lavado de activos. Igualmente, la creación del adecuado ambiente de control debe involucrar un Reglamento Interno de Trabajo capaz de sancionar las faltas leves y graves relacionadas con los riesgos de fraude y lavado de dinero en la corporación. Así mismo, como principio económico y de administración de fraudes sabemos que es más barato prevenir que corregir y dicha prevención debe iniciarse con el primer contacto del candidato y la empresa demostrando Congruencia e Integridad y tomando la actitud antifraude como estilo de vida laboral.

lunes, 10 de agosto de 2015

La extraña fascinación por el Fraude

Así como tantas inclinaciones que caracterizan la conducta del ser humano, vivir del fraude como autor y creador hace parte del subterráneo mundo del comportamiento personal que ha sido estudiado por psicólogos forenses con el ánimo de esclarecer por que las tendencias fraudulentas ejercen una extraña fascinación en el ser humano.

El triángulo del fraude describe con propiedad los tres elementos que componen un fraude y que cualquier combinación de ellos es la semilla de las más tortuosas experiencias empresariales. La oportunidad, racionalización y el incentivo o presión no están solos; generalmente estas tres circunstancias o elemento se cuecen con otros ingredientes que dan más sabor al comportamiento de quien vive del fraude tales como: la deslealtad, la intención, el conocimiento, y la mala conducta.

Pero más allá de la investigación individual del comportamiento de quien comete un fraude, está la marcada propensión de la población en general donde solo el 10% está plenamente convencido de la no comisión de un fraude por encima de las circunstancias de presión, oportunidad o racionalización. De otro lado de la propensión a cometer un fraude se encuentra el 10% de la población que está monitoreando permanente la oportunidad para hacer cualquier tipo de abuso; donde la profesión, la educación y la clase económica no importan, y la fascinación por cometer el fraude es la adrenalina de todos los días. Así entonces queda el 80% de la población que puede verse involucrado en una actividad ilegal a pesar de su convicción, ética y moral.

Un perpetrador nato busca constantemente como sacar el mejor provecho de cada situación, incluso traspasando las barreras de la confianza y la dignidad ajena. Ese pequeño grupo de la población que vive del fraude, para el fraude y disfruta las ilegales ganancias de sus oscuros actos, están diseminados en las empresas y camuflados entre los empleados como uno más. Algunos son infinitamente leales y cautivadores a tal punto que su vida personal pasa a segundo plano sin importar el impacto que genere en sus familias, el descanso o las incapacidades laborales. Son sigilosos, escurridizos y codiciosos. Altamente inteligentes, recursivos y creativos. Capaces de convencer a propios y extraños con su discurso retorico y elegante que denota pulcritud moral y religiosa para esconder de alguna forma sus comportamientos desbordados y la segmentación de sus vidas.

Otros por el contrario son simples y aparentemente humildes de corazón que escondidos detrás de cualquier culto religioso o político crean las artimañas para desfalcar las empresas peso tras peso. A veces pesimistas y de bajo perfil pasan desapercibidos entre la población empresarial, incluso inspirando lástima por los eventos catastróficos de sus vidas. Poco a poco se ganan la confianza de sus allegados laborales para crear el ambiente perfecto de abuso y fraude.

Tantos los unos como los otros están camuflados entre la lealtad absoluta, son carentes de dignidad y crean la tecnocracia suficiente para esconder sus actos mientras incrementan su patrimonio o sostienen la segmentación de sus vidas. La irreverencia y el desafío moral los incentivan cada mañana a continuar con la imparable obra teatral financiera a tal punto que agradecen al ser descubiertos, dado que admiten la fascinación de cometer el fraude y la incapacidad de parar el abuso por ellos mismos.


Los programas de prevención de fraude y en general de los delitos económicos deben estar enfocados para proteger los activos de la corporación pero principalmente para crear la cultura y el ambiente corporativo de cero tolerancia a cualquier manifestación de fraude o lavado de activos. Así mismo, los programas de prevención son la brújula que nortea las corporaciones bajo un esquema de gobierno corporativo totalmente transparente y es el mejor método de disuasión para cualquier perpetrador.  Empresas exitosas y transparentes tiraron la bola de cristal para tomar las riendas de los negocios admitiendo que la perpetuidad de la empresa se construye hoy en un ambiente de total control. 

Esos pequeños Fraudes…

Hablar de fraude no es simple por muchas razones. La primera, porque puede ser un tema cotidiano que se confunde en muchas ocasiones con el avispamiento y viveza que nuestra alcurnia. Segundo, porque para muchos el fraude solo ocurre en las urnas de votaciones o en las grandes corporaciones donde se cuecen los grandes descalabros económicos y se ha negociado incluso todo un país. Habrán muchas más razones para encontrar pocos adeptos a la prevención,  investigación y estudio de un tema que tiene en vilo a muchos empresarios y que hoy por hoy se hace necesario el despertar social para encarar a quienes poco a poco o de a mucho han desfalcado nuestra economía.

Los fraudes no tienen tamaño; es decir no hay fraudes pequeños, medianos o grandes. Los fraudes son fraudes y son sus impactos y pérdidas los que son medibles en cifras económicas o las que determinan la gravedad de la falta o la violación de la ética y la moral. El fraude como tal está inmerso o escondido en cualquier área de nuestra sociedad, obviamente son las empresas las que hasta el momento están adoptando medidas de prevención para mitigar de alguna manera este riesgo; sin embargo todos los días vemos como se quebrantan las normas de los eventos más absurdos como hacer una fila o esperar el cambio del semáforo. En estos casos, es posible que dicho comportamiento no tenga impactos o pérdidas medibles, pero de alguna forma el mero intento deshonesto por obtener provecho indebido de otra persona o situación incluso sin generación de delito es fraude.

De ahí que el Fraude como fenómeno social no siempre se basa en la apropiación indebida del dinero, también el uso indebido de los activos empresariales hacen parte tan nefasto fenómeno corporativo,  donde en muchas ocasiones el cálculo del fraude es difícil de realizar. De ahí que quien toma dinero prestado de la caja menor para sus gastos personales en la semana está incurriendo en el mismo acto de fraude que quien tomó el dinero de todos los inversionistas y lo escondió en paraísos fiscales. Obviamente el impacto de las pérdidas es totalmente diferente en ambos casos debido al alcance, el método y el monto.

Los medios de comunicación han ayudado a socializar los fraudes más elaborados de nuestro país, donde los entramados empresariales, transacciones internacionales e incrementos patrimoniales se destacan entre las características más típicas de este tipo eventos. Sin embargo y con dolor, en muchas ocasiones, la totalidad del fraude o las consecuencias del mismo son imposibles de calcular, aún con los mejores y más diestros equipos forenses. Así mismo, la mayoría de los fraudes que son descubiertos no son denunciados y mucho menos son informados a la sociedad con el ánimo de evitar que el perpetrador continúe con su práctica corrosiva. También la vergüenza y el dolor de quienes son las victimas evitan los denuncios para que otra entidad caiga en los mismos errores.


Los mal llamados pequeños fraudes se cometen todos los días en las empresas y por ende en nuestra sociedad, con el agravante que en la mayoría de los eventos las pérdidas son incalculables. Esos pequeños perpetradores que de peso en peso incrementan su patrimonio a costa de los socios de las empresas, y que para ellos su comportamiento tiene un sentido y explicación, viven en el eterno anonimato legal a pesar que a nivel social son reconocidos y en ciertos casos elogiados por sus patrañas. El fraude es fraude y no tiene tamaño; lo que se mide son las consecuencias económicas o la gravedad de la violación a la norma, ética o moral.

jueves, 30 de julio de 2015

Curso Internacional: Gestión del Riesgo de Fraude

Auditool se ha destacado entre los profesionales de las áreas contables, tributarias y auditorias por el contenido y la calidad de las herramientas, blogs y artículos que a diario nos proporcionan.
Como colaboradora de tan maravilloso  grupo y excepcional website, hoy deseo invitarlos a participar en el próximo curso sobre prevención de Fraude.
Si bien es cierto, las empresas crecen igual que la economía, en muchas ocasiones olvidamos que los delitos económicos tocan las puertas y rondan las esquinas de las compañías en búsqueda de la menor oportunidad para entrar y desestabilizar el patrimonio de los accionistas o socios.
La prevención de los delitos económicos permite el cuidado de los activos y tomar el control de las políticas antifraude y lavado de dinero y así evitar pérdidas económicas que en muchos casos pueden ser incalculables.
Los invito a participar en este curso, a tomar las herramientas que allí estaremos entregando, a discutir con nosotros los casos o sus casos, y a crecer como profesionales pero ante todo como seres humanos.
Toda la información puede ser consultada en el siguiente link y siempre serán bienvenidos:
http://www.auditool.org/blog/fraude/3464-seminario-presencial-gestion-del-riesgo-de-fraude
Gracias y bendiciones

miércoles, 17 de junio de 2015

Ceguera Intencional

Hablar de Fraude no es fácil simple, y menos para aquellos que todos los días se enfrentan cara a cara con los perpetradores y aún se sorprende de los nuevos complejos esquemas y entramados que aparecen en cada descalabro económico. Los perpetradores y sus secuaces  cada vez son más ingeniosos, prácticos e inteligentes a tal punto que han sobre pasado el límite de lo racional para construir en pocos años tejidos económicos fraudulentos  fundamentados en los vacíos de la ley tanto nacional como internacional.

Así mismo, los investigadores y auditores forenses quienes enfrentan a los responsables de otros tipos de fraudes corporativos son testigos fieles del crecimiento de este tipo de comportamientos que desafortunadamente se desencadenan en un amplio espectro de delitos económicos. Sin embargo, el análisis del perpetrador y su conducta en el triángulo del fraude es apenas una parte del problema porque donde hay un defraudador siempre habrá un afectado o grupo de afectados.

El mayor porcentaje de los fraudes se realiza a espaldas de la víctima, obviamente sin su conocimiento ni consentimiento. Sin embargo, una pequeña proporción de empresarios son conocedores de las actividades criminales de alguno de sus empleados y asumen el riesgo a tal punto que aceptan distribuir entre sus asociados y el perpetrador el fruto de sus ganancias. Aunque este concepto se sale de todo esquema de seguridad y administración de riesgos, para esta clase de empresarios el negocio debe generar utilidades para ambas partes, es decir ellos conviven con el delito a diario.

La actitud férrea e inquebrantable frente al fraude es uno de los pilares fundamentales de prevención frente a los delitos económicos. Sin embargo e infortunadamente convivir con el fraude se convirtió en casi una costumbre que se esconde debajo del tapete. La indiferencia, irresponsabilidad y permisividad por parte de la administración alimentan el espíritu defraudador de quien a diario desafía como quebrantar el escaso control. La ignorancia irracional, incredulidad y mediocridad por parte de los gerentes, administradores y propietarios alimentan el ego y el bolsillo de aquellos que buscan entre los bienes ajenos su calidad de vida y futuro económico. De ahí que la incompetencia empresarial y la deshonestidad se convierten en el factor común de los que son evasores fiscales y malos clientes, dado que pretenden recuperar lo perdido sacrificando el pago de los impuestos y sus proveedores.

El término CEGUERA INTENCIONAL o IRRESPONSABLE fue creado por los juristas en los casos donde la indiferencia a propósito o el conocimiento previo de los hechos eran comunes en la comisión de delitos económicos como fraude o lavado de dinero. Pero más allá del término jurídico y las implicaciones penales, la ceguera intencional obedece a un comportamiento totalmente indiferente e irresponsable de los representantes legales, administradores y gerentes que conocedores de las prácticas delincuenciales incurridas en la entidad no actúan para proteger los recursos corporativos y por el contrario guardan total silencio frente a este tipo de hechos permitiendo que el perpetrador acrecenté su patrimonio económico desangrando la empresa cada día.

La coherencia y congruencia entre el pensar, decir y hacer son los más fuertes mecanismos de disuasión frente a los delitos económicos en una entidad, y dicha congruencia se logra con el diseño e implementación del Gobierno Corporativo. Un buen  Gobierno Corporativo contribuye al logro de los objetivos de estabilidad, seguridad y confianza empresarial enmarcados en un ambiente de control del riesgo sobre los delitos contra el patrimonio económicos que favorece el incremento de la competitividad, expansión y perpetuidad del negocio. Igualmente, el Gobierno Corporativo regula las relaciones entre los accionistas, administradores, empleados, proveedores, clientes y demás usuarios de la empresa fomentando un ambiente de transparencia y cero tolerancia ante cualquier comportamiento o evento que conlleve a la comisión de un delito económico. Así las cosas, la concientización, sensibilización, el control y la administración del riesgo de fraude promueve bajo todo punto de vista la continuidad empresarial.


Tener la convicción firme y la conciencia necesaria para no dejarse tentar es una tarea individual de todos los días que involucra los valores, la ética y la moral. Un defraudador no ataca a una sola compañía, ni lo hace una sola vez. Para un defraudador, su estilo de vida debe ser sostenido con los ingresos ajenos y su ego alimentado con el desafío de romper los límites. Denuncie.

¿Cuántos Robín Hood tiene usted en su empresa?

Para muchos Robín Hood es un personaje histórico catalogado como héroe por su gran corazón y osadía al enfrentar y confrontar a la clase burguesa de aquel entonces robando sus propiedades para después distribuirlas entre los más pobres y oprimidos. Su pasado se remonta a la vieja Inglaterra entre 1200 y 1300 como uno de los mejores arqueros de la época destacado por astucia y coraje. Aunque pareciera que esta historia se alineará más con el pensamiento altruista guerrillero de hace 54 años, hoy en día en muchas corporaciones, empresas y entidades de todos los tamaños se promulga bajo la mesa y entre algunos perpetradores la teoría de robarle al rico para el bien de los pobres empleados,  defendiendo así la actividad criminal por la cual  fue famoso Robín Hood. Es decir, el fin hace la causa, la legaliza y la distribuye.

Hacer y mantener una empresa en Colombia o en cualquier ciudad del mundo es un riesgo que conlleva a altos costos e inversiones. Los impuestos son los primeros que ocupan la escala de lo que un emprendedor debe destinar de su patrimonio para pagar al Estado por el funcionamiento de la empresa; de ahí todo lo relacionado con el factor humano y la mano de obra como salarios, prestaciones sociales y seguridad social entre otros, ocupan otra línea tan importante y comprometedora como los impuestos mismos. Las inversiones en propiedad, planta y equipo no se pueden aplazar y por ende hacen parte de lo que un empresario debe invertir para producir; y por último el abastecimiento de materiales, sin los cuales no existe el producto que al final del proceso es el resultado de todo el esfuerzo emprendedor de alguien quien un día decidió asumir el riesgo de mercado, financiero, laboral, reputacional y operacional. Es decir que la actual radiografía de cómo hacerse empresario en Colombia es más desalentadora que siempre y hoy debemos aplaudir y animar a aquellos que obsesionados y confiados en los buenos resultados abren las puertas de  nuevas empresas para crear empleo y alimentar el PIB colombiano.

Sin embargo, no todo es alegría en la fiesta de apertura de un emprendedor, dado que infortunadamente una pequeña porción del factor humano que contrate será quien desangre el 5% de sus ingresos para distribuirlos entre los que Robín Hood llamaría oprimidos laborales. Para ser más clara, uno de los procesos de Fraude que hoy está reinando en las corporaciones va más allá del enriquecimiento ilícito personal por medio de la apropiación indebida de los recursos empresariales para ser repartidos entre aquellos que de alguna manera no están de acuerdo con el sistema laboral que comparten a diario; sin saber que así se está comprometiendo la moral y la ética a través de la compra desapercibida de conciencias.

Como Robín Hood, quien rechazó la ley de aquel entonces y se refugió en campos cercanos a la ciudad principal para despojar a los comerciantes que transitaban en esos caminos con sus mercancías; muchos empleados despojados de moral y quienes hacen parte de la nómina llamada de manejo y confianza, hoy se refugian en sus oficinas para de acaparar ilegítimamente las riquezas de quienes son o han sido por años sus jefes o incluso los que han depositado en dichos empleados toda su confianza tanto empresarial, laboral y personal. 
De ahí que el fraude como fenómeno económico, social y organizacional es cualquier acto u omisión de naturaleza dolosa y por tanto de mala fe, o de negligencia grave que galopa en muchos escritorios y cubículos corporativos. De hecho, el fraude puede clasificarse como felonía o mala conducta criminal sin importar que su resultado sea distribuido entre los más desvalidos de una compañía o entre aquellos que por su propia naturaleza no ganan los salarios que pretender merecer.

Es por ello que Robín Hood es el típico ejemplo de lo que hoy llamamos perpetrador. Aunque el fraude es un comportamiento individual enmarcado en 
actividades y/o acciones con el propósito de enriquecimiento personal a través del uso inapropiado o la sustracción de recursos y/o activos de una organización por parte de una persona o grupo de personas, hoy dicho comportamiento es de carácter colectivo. Este tipo de situaciones se representan en empleados con autonomía en la administración de algunos recursos empresariales, los cuales a través de algunos años se han estado enriqueciendo con el uso indebido de los  dineros obtenidos de las actividades propias del objeto social de la compañía, como también de algunos recursos que hacen parte de los fondos de apoyo y ahorro creado para los mismos empleados. Es decir, fraude es cualquier acto ilegal caracterizado por el engaño, el ocultamiento o la violación de la confianza de quien tiene la información y/o administra los recursos, pero en este caso específico, la distribución de lo obtenido se hace con el único pretexto de distribuir la vergüenza entre aquellos que ganan menos desangrando a los que ganan más.

Los diferentes mecanismos para estimular la cultura del ahorro entre los empleados por medio de fondos de empleados o figuras similares no son nuevos en las empresas colombianas. De hecho, muchas entidades y conglomerados gozan de estructurados fondos de empleados responsables del exitoso progreso y estabilidad económica de sus empleados. Sin embargo, para muchos empresarios es visto con normalidad el manejo de los ahorros de sus empleados en fondos no legalizados, administrados con incipientes normas y escaso control. Es decir, que el ahorro solidario y colectivo no habilitado como fondo de empleados se convierte en la caja menor de quien lo administra, lo disfruta y lo distribuye entre aquellos que por diferentes causas llevan el lastre de las malas decisiones económicas.

¿Cuántos empleados tiene usted en su empresa con la capacidad de acaparar los recursos económicos de varias fuentes? ¿Cuántos empleados tiene usted en posiciones laborales donde los recursos no están siendo controlados? ¿Quién controla y audita los fondos de ahorro y apoyo creados para ayudar a todos los empleados de la empresa? ¿Cómo asegura usted que las pérdidas de su empresa no obedecen a la distribución de dinero entre varios empleados? Recuerde que los fraudes son perpetrados por individuos para obtener dinero, propiedades o servicios, evitar pagos o pérdida de servicios o asegurar una ventaja personal o del negocio
, así como Robín Hood lo hizo en su momento.


Los fondos de empleados son la mejor opción para brindar calidad de vida a los empleados y desligar a las empresas de la responsabilidad económica de la administración de recursos que no hacen parte de su actividad comercial. Así mismo, la legalización de los fondos de empleados evita y disuade a sus administradores en la comisión de 
cualquier uso indebido de los dineros para uso personal y colectivo. ¿Cuántos Robín Hood tiene usted en su empresa?

Postconflicto social después de los cinco minutos de fama

La famosa exclamación ¿Usted no sabe quién soy yo? inunda las redes sociales y los medios de comunicación cuando alguien desesperado por el control de las autoridades recurre a tan nefasto argumento para evadir la rigurosidad de la ley. Sin embargo, dicha frase adherida al comportamiento violento y desagradable tiene un contexto más amplio y duradero que la misma publicidad del momento porque las funestas consecuencias no esperan. En cada fortuito evento de abuso de conciencia ciudadana se ha escrito sobre los protagonistas del bochornoso episodio y como toda novela colombiana se publica en las redes sociales los detalles con toda clase de críticas, pero el escándalo solo dura lo que un pan caliente en una panadería.
  
Así como se habla del postconflicto armado para los problemas de mayor envergadura social en Colombia, también se debe hablar del postconflicto de los eventos en los cuales los ciudadanos abusan de su posición y argumento. Es decir, las secuelas de tan bochornosos eventos van más allá del estrellato o los cinco minutos de fama. Hoy, protagonistas como el gomelo bogotano, algunos concejales y miembros de la política, profesionales y estudiantes hacen parte de la negra lista de personas que algún día proclamaron a grito partido la famosa frase para continuar con sus vidas académicas, laborales y sociales. Sin embargo y después de analizar cada escena por parte de aquellos que todavía confían en la cultura ciudadana, quedan algunos interrogantes por resolver y que sería excelente si algunos de los antagonistas de estas historias contaran.

Se dice que el tiempo perdona y ayudar a olvidar, pero en este tipo de eventos las redes sociales son implacables y tratar de borrar la memoria colombiana e internacional es imposible. Por lo tanto interrogantes como: ¿Qué pasó con los antagonistas de estas historias? ¿Después de los bochornosos eventos, cómo se desenvuelven  en su vida laboral o comercial? Es decir, ¿Cómo están superando el postconflicto social de los cinco minutos de fama? La sanción social no da espera para ellos y las puertas se cierran cada vez más por que el riesgo reputacional está amarrado a la ética y la moral y se etiquetan en las redes sociales todos los días. Un ejemplo claro es la cancelación de la práctica universitaria de la estudiante que protagonizó con su padre el último evento en la ciudad de Medellín. Dicha entidad repudia y lamenta los comportamientos agresivos y por fuera de la ley y los desliga de sus principios académicos y normativos.

Ahora, a nivel laboral y comercial las sanciones sociales también llegan. Una entrevista laboral puede estar marcada por los eventos en los cuales el aspirante estuvo involucrado en sucesos arribistas con lamentables resultados. De ahí, que hoy en día las empresas cuidan y custodian su reputación y verifican a profundidad a quien hace parte de su staff  y grupo de trabajo. Así mismo, a nivel comercial las sanciones sociales llegan afectando posibles asociaciones, ingresos y futuros negocios. Ni que hablar del aspecto político cuando un honorable miembro de nuestra alcurnia política pretende usar su investidura para quebrantar la ley perdiendo participación electoral en el futuro. La sociedad colombiana perdona pero no olvida.

El viejo adagio dice que La ley es solo para los de ruana, como si el uso de tan espectacular y emblemática prenda solo distinguiera a un grupo social determinado; sin embargo por cultura general sabemos que este contexto significa que quien tiene dinero en el país puede evadir la norma. La legislación colombiana está hecha para todo ciudadano o persona que habite el territorio nacional, de ahí que pertenecer a un grupo político, clase social dirigente o universidad no  exime a sus miembros para cumplir la norma a cabalidad. Por el contrario, quien tiene la oportunidad de asistir a una aula universitaria o representar a una comunidad, está en la obligación moral y ética de mostrar excelente comportamiento y respecto ciudadano, no solo para con los miembros de las fuerzas armadas, de Policía y control; también para con los conciudadanos de carro y de a píe. Está bien claro que los diplomas académicos sólo detallan la formación técnica de un individuo, los cuales en muchos casos se quedan cortos en la formación de valores y principios.

Es posible que las sanciones pecuniarias y penales no sean suficientes para muchos, pero en un mundo globalizado como el nuestro, las sanciones sociales no dan tregua y las redes sociales se encargan por si solas de hacer justicia. De ahí que antes de desafiar cualquier autoridad y protagonizar un incidente ofensivo piense en el postconflicto social después de los cinco minutos de fama.