martes, 17 de mayo de 2016

Y a Usted como quiere que lo recuerden?

Y a Usted como quiere que lo recuerden?
He leído el libro La Rosca Nostra escrito por Nathan Jaccard. Este escritor sin tapujos y miedos describe como la economía Colombia se cartelizó durante los últimos 10 años, donde las empresas de mayor envergadura en el país y de mayor confianza jugaron con nuestros bolsillos y abusaron de nuestra bondad.
Para muchos, el mercado no tiene moral ni sentimientos y solo gana quien tenga las mejores estrategias para abultar los bolsillos de la empresa y por ende de sus accionistas, y en muchas ocasiones pasando la fina línea entre la ética y lo legal.

Los colombianos creíamos que los carteles solo se relacionaban con malandros que trafican droga, insumos, armas y personas. Estábamos más que seguros que un cartel solo se componía por aquellos que escondidos en fincas, en la selva o en túneles se disputan o negocian las zonas y rutas para llenar este planeta de la inmundicia de las drogas. Pero lo que no sabíamos los colombianos era que detrás de los comerciales de televisión que nos derretían el corazón por medio de la ternura y amor, los directivos de las súper empresas en Colombia nos estaban anestesiando para robar sin ternura y consideración parte de nuestro salario.

Productos como el cemento, papel higiénico, pañales, cuadernos, azúcar, servicios de seguridad y los demás casos que están próximos a reventar, fueron objeto de extrañas negociaciones por directivos de compañías que se despojaron de la ética para armarse hasta los dientes de lo más sucio y oscuro que un ser humano con educación puede hacer. Solo con leer los correos electrónicos donde se distribuyeron áreas, acordaron precios e incrementos, compitieron deslealmente y extendieron sus maléficos brazos por toda Latino América, se sabe que tan bajo puede caer un ejecutivo.

Ahora, la Superintendencia de Industria y Comercia está cazando con nueva tecnología y recursos humanos. Todo este maravilloso equipo se dio a la tarea de defender la dignidad colombiana para dejar un mensaje claro… No a la competencia desleal ni a los carteles económicos. Para muchos las multas serán pequeñas comparadas con la cantidad de dinero que nos sacaron de los billetera; sin embargo el riesgo reputacional y legal no tiene precio tanto para las empresas como para aquellos que dirigieron la maravillosa orquesta del robo colombiano mejor legalizado.
Un ejecutivo que haya participado en uno de estos macabros carteles tendrá que dar muchas explicaciones, pero con qué cara se les explica a la familia y en especial a los hijos sobre un comportamiento totalmente antiético. Uno de los mayores errores que comete un defraudador de cuello blanco es no pensar en lo que sus hijos pueden hacer en el futuro con el ejemplo enseñado. Igualmente, muchos de ellos buscarán empleo y quien los entreviste habrá leído el libro o sabrá por comentarios de corredor que el candidato fue un cartelista de la canasta básica colombiana. Otros tendrán dinero con crear empresa y a lo mejor ese es su futuro, pero  volvemos a lo mismo… Quien hace negocios con un cartelista.

Para concluir, el riesgo reputacional no solo atañe a las corporaciones, más bien, recae sobre nuestros hombros y conciencia el tener un comportamiento ético y ejemplar donde quiera que estemos. Y a Usted como quiere que lo recuerden?

Recomiendo el libro ampliamente y no sólo es para los colombianos. Muchos países de Sur América están involucrados, sea por que no aceptaron los acuerdos maquiavélicos o porque de una u otra forma se involucraron en ellos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario