EN TIEMPO DE CRISIS NO TODO SE VALE
(En asocio con Vivian Alvarez)
A pesar de ser un título un poco trillado, no se me
ocurrió otro que reúna los elementos de una de las tantas experiencias de mi
carrera profesional y más aún en la época de Asambleas de Accionistas o Juntas
de Socios.
Cada año los accionistas esperan ansiosos conocer los
resultados de las compañías con el ánimo de valorar sí lo allí invertido
justifica tenerlo o por el contrario es
necesario cambiar de inversión; de hecho en diferentes sectores de la economía
muchos Gerentes y Administradores quisieran llegar acompañados por sus Juntas
Directivas y una sonrisa dibujada como muestra del placer de entregar
resultados positivos para todos; sin embargo
algunos no gozamos de la sonrisa, toda vez que los reveces económicos del
país y a veces algunas improvisaciones gerenciales conllevan a replantear
urgentemente el negocio y por ende los inversionistas a cuestionar su
inversión.
Nada de lo anterior
es nuevo, tampoco tiene relevancia mientras que las condiciones de mercado se
mantengan y se tenga la libertad de escoger que hacer con una inversión que no
está rentando lo esperado y su riesgo crece desmesurado; incluso retirarse como
accionista de la empresa es un derecho enmarcado en los Estatutos de la Compañía
y al cual no se debe renunciar, como también lo proclama nuestra Constitución
Política, nadie está obligado a estar donde no quiere estar.
Mas allá de tomar la decisión de seguir o no en la empresa
en la calidad de accionista o socio, los Gerentes y Administradores estamos
evidenciando como el accionista presionado por los grupos al margen de la ley
pretenden ceder o han cedido parte de las acciones en empresas de carácter
privado como pago o parte del pago de las sucesivas extorsiones en los lugares
del país que tienen un conflicto armado constante y represivo.
No es para aterrarse, en un país donde hacer empresa
cuesta y los factores externos como la violencia a todos los niveles a veces se
vuelve paisaje, la extorsión se convierte en la diferencia de hacer y no hacer,
de vivir o no vivir. Sin embargo contemplando mentalmente la escena vivida aún
me queda el sin sabor de escuchar como es preferible “donar” las acciones a un
grupo de desconocidos que aunar esfuerzos para darle el tan necesitado giro al
negocio; aún más cuando tiempo atrás los frutos recogidos fueron importantes y
más de los esperados.
Señores Accionistas y Socios, no todo en época de
crisis vale, si bien es cierto nos
podemos quejar algunos o alegrar otros por los resultados presentados en el presente
año, por el rumbo de la economía o por el futuro de nuestro país, ello no
significa que la mejor forma de solucionar nuestros problemas es aceptar el
delito como parte de nuestra cultura y lo peor quererlo integrar a la economía
como una actividad de carácter legal; nuestro compromiso como Accionistas,
Administradores y Gerentes es darle continuidad a una ente jurídico mientras
las condiciones del mercado lo permitan tal como lo han hecho miles de empresas
en Colombia, o si por el contrario el ciclo de la empresa ha llegado a su final, simplemente debemos
recoger nuestras banderas con la cabeza en alto para dar lo mejor en otro
lugar.
Hasta donde somos capaces de tolerar actos que parecieran
ser solo de supervivencia pero que en el fondo son temerarios? Cómo le
explicamos a nuestras familias que lo
primordial es el resultado por encima del método? Es preferible permear una
sana cultura empresarial que tomar el problema por los cuernos? Cómo
profesionales Contables y Administrativos cual debe ser nuestra reacción a
semejante propuesta? Será que nos puede el miedo a perder el trabajo que negarnos
rotundamente en permitir el ingreso de los grupos ilegales a la legalidad
empresarial?
Nuestro papel activo en la economía colombiana se debe
basar en altos niveles de ética y moral, para no darle entrada a algún agente
que atente contra el buen gobierno corporativo, teniendo siempre la legalidad
de las acciones como el pilar fundamental para el desarrollo de nuestro país.
Marta Deise Cadavid Acevedo, AMLCA,
Certificación AML (Anti-Money Laundering)
Certificación CEAR/LAFT (Anti-Money Laundering SR)
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