martes, 4 de noviembre de 2014

En el fraude como en el amor se requieren dos.

Es habitual leer en los medios de comunicación las diferentes noticias e investigaciones que organismos de control y periodistas hacen a todos los esquemas de fraude que hoy por hoy vemos en nuestra sociedad.
Con el boom de las pirámides y todo el descalabro financiero que produjo DMG en ciertas zonas del país; el gobierno tomó medidas para contrarrestar de alguna manera el impacto de la pérdida, como también la sociedad civil cuestionó los controles que las entidades públicas tenían implementadas para aquel entonces.

Sin embargo muchos de nosotros consolamos a aquellos incautos financieros, que en búsqueda de ganancias dirigieron todos sus recursos económicos a las macabras arcas de las primeras pirámides. Muchos de nosotros angustiados por nuestros amigos y vecinos todavía no salíamos del asombro de la situación y culpamos al destino por la fatal pérdida.

El tiempo implacable nos enseñó que el destino nada tiene de culpable y que por el contrario es la avaricia y el deseo de dinero fácil los principales motivadores de la consecución del dinero por las vías incorrectas. Así las cosas y tomando la situación con calma muchos colombianos entendimos que como en el amor, el fraude requiere de dos. Avaros y Creativos.

La gente creativa y con ideas sobra en Colombia  tanto para los centros de innovación como para el delito. Los innovadores criminales los encontramos en todas las clases sociales, sectores de la economía y hasta en el gobierno. Solo bastar con escuchar las historias urbanas sobre la captación indebida de recursos, las apuestas ilegales, constructores piratas, la contabilidad imaginaria, la venta de cupos que son gratis, y la desviación de la contratación, entre otros. La malversación de lo legal y la creación de enmarañadas estructuras comerciales y societarias no se quedan atrás. Obviamente, éstas pertenecen a un fraude aristocrático que afecta a un grupo minoritario pero con substánciales  pérdidas económicas y sociales.

Los avaros hacen parte de nuestra historia y por qué no de nuestra sangre. Fuimos descubiertos, conquistados y robados por personas totalmente ajenas a nuestra cultura y principios. Los encontramos en todas partes y hoy ya están organizados como cualquier empresa legalmente constituida. Algunos, en solitario, buscan la mejor forma de obtener dinero fácil y rápido; en esta categoría el salario mínimo y el horario de ocho horas laborales no hacen parte de la rutina diaria. Consideran que las loterías ofrecidas por Internet y las herencias de los ricos moribundos que anuncian en correos electrónicos son los mejores métodos para la acumulación de riqueza. Otros, aun con las arcas llenas, descubrieron como camino hacia la felicidad el dinero a toda costa atentando contra su propia seguridad.

Muy posiblemente como en toda relación interpersonal, Avaros y Creativos tengan las excusas perfectas para justificar el comportamiento nocivo y contraproducente. Se alentarán a afirmar que los nuevos productos financieros y las empresas que los crean son más consistentes que los tradicionales. Así mismo otros alegaran que la inseguridad del país permite la irregularidad y el desvió de la norma, y el restante de ambos grupos solo se sumirán en silencio en la investigación de nuevas cosas por hacer.

Pero algo debe quedar claro. El gobierno nacional se adhiere con firmeza a los acuerdos internacionales y se alinea con la regulación global. Las medidas cada día serán más estrictas y las sanciones se incrementarán. De igual forma, las instituciones financieras hacen su mejor esfuerzo sacrificando recursos y entrenando personal para apostarle a la seguridad informática y la educación financiera. El sector real no se queda atrás con la desaprobación de conductas mercantiles nocivas que afectan ostensible la economía. Solo nos resta el núcleo familiar, aunque pequeño, lleva la mayor responsabilidad en la carga social, dado que la ética, la moral y los valores empiezan en casa y no son negociables.


Como en el amor, con uno que desenamore basta; mientras existan personas ávidas de emociones financieras agresivas, ilegales y arriesgadas existirán creativos para saciar la sed de dinero fácil y rápido.

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