ACFE (Association of Certified Fraud Examiner)
conceptualiza el fraude como las actividades y/o acciones que tienen el
propósito de enriquecimiento personal a través del uso inapropiado o la
sustracción de recursos y/o activos de una organización por parte de una
persona. Es decir, ACFE tiene en cuenta el mal uso o abuso de los bienes de una
entidad en beneficio de un sujeto. Por lo tanto, el abuso es tenido en cuenta
como Fraude. Los casos de abuso dependen del tipo de empresa, las políticas
implementadas y la cultura organizacional.
Los autores de fraudes suelen utilizar una variedad de
excusas para aliviar la culpabilidad de sus estados mentales y justificar su
actuar. Para ellos, tomar dinero de la caja de la empresa, robar el inventario
o distorsionar la información contable siempre tendrá un sentido altruista para
mejorar su situación personal o de otras personas. Por ejemplo, en un caso de
malversación, el perpetrador dirá que nunca tuvo la intención de tomar el
dinero de manera fraudulenta, ya que era sólo un préstamo temporal y estaba
dispuesto a pagarlo tan pronto como pudiera. Sin embargo, un abusador usa
inapropiadamente los bienes e insumos de la empresa y considera incluso que no
es un fraude.
Infortunadamente, los abusos o mal uso de los activos
de la compañía no se reflejan directamente como un faltante tal como se puede
detectar con el inventario, dinero, cheques o información. El abuso o mal uso se
camufla o mimetiza dentro de los gastos de la Organización ocasionando una distorsión
grave del gasto real de la corporación y por ende afectando negativamente las utilidades.
Los defraudadores proclaman su inocencia comúnmente al
negar un estado mental culpable, pero un abusador es indiferente y desangra lentamente
sin necesidad de ocultar o engañar a alguien. Las consecuencias del abuso se
diluyen entre la normalidad de las operaciones empresariales; de ahí que muchos
abusadores confiesan que el uso inapropiado de los activos e insumos de la
empresa hace parte de su diario laboral y que la empresa no se resiente
económicamente. Es por ello que los abusadores con su indiferencia consciente son
en muchas ocasiones difíciles de identificar y el desastre su actuar casi
imposible de cuantificar.
Así las cosas, la única forma de controlar a un
abusador y su conducta imprudente es controlando los activos y gastos. La
persecución laboral no funciona y menos aun cuando en ciertos casos el control
personal se confunde con acoso laboral. La clave para cualquier empresario es
definitivamente el control y la protección a través del reglamento interno de
trabajo o código para empleados.
·
Tome nota de las siguientes recomendaciones para
evitar que las utilidades de su empresa se disuelvan en las manos del abusador.
·
Detecte los insumos que son más susceptibles a mal uso
o abuso, tales como los insumos de papelería, aseo, cafetería y material de
empaque.
·
Establezca estrategias de sensibilización sobre el uso
justo de los insumos en la cual los empleados se comprometan con metas reales.
·
Escuche y en lo posible tenga presente las propuestas
que los buenos y leales empleados tienen para la organización.
·
Implemente GPS o cualquier sistema de rastreo para los
vehículos de la empresa y haga seguimiento al consumo de combustible y aceite.
Quizás es momento de tener vehículos más eficientes y amigables con el medio
ambiente.
·
Regularice la caja menor o los gastos menores de la
empresa a través de un manual que le permite controlar los conceptos y montos allí
pagados.
·
Estandarice los gastos de viaje como hoteles y
alimentación. Investigue y tenga un promedio del costo de vida por ciudad sin
afectar la dignidad del empleado o trabajador.
·
Compre los tiquetes de viajes desde la empresa a
través de una agencia que le garantice precios competitivos y legalidad del
tiquete.
·
Si tiene gastos de representación, replantee el monto
y motivo para estar acorde a la regulación global sobre corrupción.
·
Incluya en el inventario los insumos, material de
empaque, uniformes y herramientas, de modo que se pueda realizar seguimiento y
conteo de la misma forma que se hace para los bienes destinados a la venta.
·
Destine un lugar de almacenaje para los insumos de
aseo, cafetería, papelería, uniformes, herramientas y todo lo que sea susceptible
de gasto.
·
Asigne personal responsable para administrar los
artículos que son objeto de abuso y asigne documentos de salidas para descargar
el inventario.
·
Elabore indicadores de consumo semanal, por área, departamento,
persona, número de copias, hojas impresas, horas, kilómetros, entre otros.
Identifique desviaciones y actúa inmediatamente en la corrección. Recuerde lo
que no se mide, no se controla.
·
Incluya en el reglamento interno una sección sobre el
abuso laboral y fraude ocupacional con las respectivas sanciones. En general,
los reglamentos son un buen mecanismo de disuasión para los abusadores.
·
Genere una cultura organización donde la racionalización
de los gastos brinde estabilidad para todos los empleados.
Un perpetrador que comete fraude laboral podría
afirmar que su intención personal se justifica en la devolución de lo tomado,
actuando incluso con el conocimiento de la debilidad de los controles internos para
obtener ganancias financieras causando daños a la organización. Mientras que un
abusador no mide las consecuencias de su comportamiento y actúa con indiferencia
consciente tomando de la empresa elementos que a primera vista son de poca
importancia o no tienen control. La imprudencia de un abusador no tiene límites
y en algunos casos las consecuencias de su comportamiento son inmedibles; su irresponsable
percepción sobre el consumo conlleva al desvió financiero de la organización
por caminos de pérdidas y desperdicios. Controle los gastos y todo aquellos que
sea objeto del abuso laboral y evite a toda costa que los abusadores se tomen
la empresa con fines fraudulentos.
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