jueves, 6 de julio de 2017

La ridiculización de la Ética

Solo basta con mirar los indicadores de percepción que cada cuanto Transparencia Internacional reporta para determinar que se requiere de más tonalidades en la gama del color rojo para indicar como la corrupción crece rampante en el mundo.

Sin embargo, las ironías del destino también indican que aquellos funcionarios del gobierno que son elegidos para defender la ética de la corrupción no necesariamente son los más éticos. Una vista diaria a cualquier periódico latino nos revela como un acto de corrupción en cualquier esfera del gobierno ridiculiza los mínimos principios de la ética.     

Pero lo peor ocurre cuando las excusas sobre los actos corruptos van y vienen de oficina en oficina y se basan en justificaciones que además de ridículas solo crean indignidad en los pocos que aún creen en negocios claros y limpios.

Un delito precedente del lavado de dinero como lo es la corrupción y el dinero que se transa en sus diversas modalidades no es un acto infortunado o casual del destino. Un acto de corrupción y más aún de alto turmequé se cuece a fuego lento con ingredientes que recorren los más selectos sabores de la indiferencia y olvido. Un delito económico se planea e incluso para los buenos administradores de lo ajeno, se provisiona cada detalle como la protección al patrimonio familiar, la familia misma y hasta el abogado defensor.


No existe mayor acto de ridiculez en un gobierno que un oficial elegido para defender la ética, los valores y la moral sea el corrupto más buscado y asediado, y lo peor que a tal funcionario no se le enrojezcan las mejillas al pronunciarse públicamente para ofrecer disculpas.  Pobre de ti Ética… como te han deshilachado! 

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