miércoles, 17 de junio de 2015

Postconflicto social después de los cinco minutos de fama

La famosa exclamación ¿Usted no sabe quién soy yo? inunda las redes sociales y los medios de comunicación cuando alguien desesperado por el control de las autoridades recurre a tan nefasto argumento para evadir la rigurosidad de la ley. Sin embargo, dicha frase adherida al comportamiento violento y desagradable tiene un contexto más amplio y duradero que la misma publicidad del momento porque las funestas consecuencias no esperan. En cada fortuito evento de abuso de conciencia ciudadana se ha escrito sobre los protagonistas del bochornoso episodio y como toda novela colombiana se publica en las redes sociales los detalles con toda clase de críticas, pero el escándalo solo dura lo que un pan caliente en una panadería.
  
Así como se habla del postconflicto armado para los problemas de mayor envergadura social en Colombia, también se debe hablar del postconflicto de los eventos en los cuales los ciudadanos abusan de su posición y argumento. Es decir, las secuelas de tan bochornosos eventos van más allá del estrellato o los cinco minutos de fama. Hoy, protagonistas como el gomelo bogotano, algunos concejales y miembros de la política, profesionales y estudiantes hacen parte de la negra lista de personas que algún día proclamaron a grito partido la famosa frase para continuar con sus vidas académicas, laborales y sociales. Sin embargo y después de analizar cada escena por parte de aquellos que todavía confían en la cultura ciudadana, quedan algunos interrogantes por resolver y que sería excelente si algunos de los antagonistas de estas historias contaran.

Se dice que el tiempo perdona y ayudar a olvidar, pero en este tipo de eventos las redes sociales son implacables y tratar de borrar la memoria colombiana e internacional es imposible. Por lo tanto interrogantes como: ¿Qué pasó con los antagonistas de estas historias? ¿Después de los bochornosos eventos, cómo se desenvuelven  en su vida laboral o comercial? Es decir, ¿Cómo están superando el postconflicto social de los cinco minutos de fama? La sanción social no da espera para ellos y las puertas se cierran cada vez más por que el riesgo reputacional está amarrado a la ética y la moral y se etiquetan en las redes sociales todos los días. Un ejemplo claro es la cancelación de la práctica universitaria de la estudiante que protagonizó con su padre el último evento en la ciudad de Medellín. Dicha entidad repudia y lamenta los comportamientos agresivos y por fuera de la ley y los desliga de sus principios académicos y normativos.

Ahora, a nivel laboral y comercial las sanciones sociales también llegan. Una entrevista laboral puede estar marcada por los eventos en los cuales el aspirante estuvo involucrado en sucesos arribistas con lamentables resultados. De ahí, que hoy en día las empresas cuidan y custodian su reputación y verifican a profundidad a quien hace parte de su staff  y grupo de trabajo. Así mismo, a nivel comercial las sanciones sociales llegan afectando posibles asociaciones, ingresos y futuros negocios. Ni que hablar del aspecto político cuando un honorable miembro de nuestra alcurnia política pretende usar su investidura para quebrantar la ley perdiendo participación electoral en el futuro. La sociedad colombiana perdona pero no olvida.

El viejo adagio dice que La ley es solo para los de ruana, como si el uso de tan espectacular y emblemática prenda solo distinguiera a un grupo social determinado; sin embargo por cultura general sabemos que este contexto significa que quien tiene dinero en el país puede evadir la norma. La legislación colombiana está hecha para todo ciudadano o persona que habite el territorio nacional, de ahí que pertenecer a un grupo político, clase social dirigente o universidad no  exime a sus miembros para cumplir la norma a cabalidad. Por el contrario, quien tiene la oportunidad de asistir a una aula universitaria o representar a una comunidad, está en la obligación moral y ética de mostrar excelente comportamiento y respecto ciudadano, no solo para con los miembros de las fuerzas armadas, de Policía y control; también para con los conciudadanos de carro y de a píe. Está bien claro que los diplomas académicos sólo detallan la formación técnica de un individuo, los cuales en muchos casos se quedan cortos en la formación de valores y principios.

Es posible que las sanciones pecuniarias y penales no sean suficientes para muchos, pero en un mundo globalizado como el nuestro, las sanciones sociales no dan tregua y las redes sociales se encargan por si solas de hacer justicia. De ahí que antes de desafiar cualquier autoridad y protagonizar un incidente ofensivo piense en el postconflicto social después de los cinco minutos de fama.


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