Es habitual leer en los medios
de comunicación las diferentes noticias e investigaciones que organismos de
control y periodistas hacen a todos los esquemas de fraude que hoy por hoy
vemos en nuestra sociedad.
Con el boom de las
pirámides y todo el descalabro financiero que produjo DMG en ciertas zonas del
país; el gobierno tomó medidas para contrarrestar de alguna manera el impacto
de la pérdida, como también la sociedad civil cuestionó los controles que las
entidades públicas tenían implementadas para aquel entonces.
Sin embargo muchos de
nosotros consolamos a aquellos incautos financieros, que en búsqueda de ganancias
dirigieron todos sus recursos económicos a las macabras arcas de las primeras
pirámides. Muchos de nosotros angustiados por nuestros amigos y vecinos todavía
no salíamos del asombro de la situación y culpamos al destino por la fatal
pérdida.
El tiempo implacable nos
enseñó que el destino nada tiene de culpable y que por el contrario es la
avaricia y el deseo de dinero fácil los principales motivadores de la
consecución del dinero por las vías incorrectas. Así las cosas y tomando la
situación con calma muchos colombianos entendimos que como en el amor, el fraude
requiere de dos. Avaros y Creativos.
La gente creativa y con
ideas sobra en Colombia tanto para los
centros de innovación como para el delito. Los innovadores criminales los
encontramos en todas las clases sociales, sectores de la economía y hasta en el
gobierno. Solo bastar con escuchar las historias urbanas sobre la captación
indebida de recursos, las apuestas ilegales, constructores piratas, la
contabilidad imaginaria, la venta de cupos que son gratis, y la desviación de
la contratación, entre otros. La malversación de lo legal y la creación de
enmarañadas estructuras comerciales y societarias no se quedan atrás.
Obviamente, éstas pertenecen a un fraude aristocrático que afecta a un grupo
minoritario pero con substánciales pérdidas
económicas y sociales.
Los avaros hacen parte de
nuestra historia y por qué no de nuestra sangre. Fuimos descubiertos,
conquistados y robados por personas totalmente ajenas a nuestra cultura y
principios. Los encontramos en todas partes y hoy ya están organizados como
cualquier empresa legalmente constituida. Algunos, en solitario, buscan la
mejor forma de obtener dinero fácil y rápido; en esta categoría el salario
mínimo y el horario de ocho horas laborales no hacen parte de la rutina diaria.
Consideran que las loterías ofrecidas por Internet y las herencias de los ricos
moribundos que anuncian en correos electrónicos son los mejores métodos para la
acumulación de riqueza. Otros, aun con las arcas llenas, descubrieron como
camino hacia la felicidad el dinero a toda costa atentando contra su propia
seguridad.
Muy posiblemente como en
toda relación interpersonal, Avaros y Creativos tengan las excusas perfectas
para justificar el comportamiento nocivo y contraproducente. Se alentarán a
afirmar que los nuevos productos financieros y las empresas que los crean son
más consistentes que los tradicionales. Así mismo otros alegaran que la
inseguridad del país permite la irregularidad y el desvió de la norma, y el
restante de ambos grupos solo se sumirán en silencio en la investigación de nuevas
cosas por hacer.
Pero algo debe quedar
claro. El gobierno nacional se adhiere con firmeza a los acuerdos
internacionales y se alinea con la regulación global. Las medidas cada día serán
más estrictas y las sanciones se incrementarán. De igual forma, las instituciones
financieras hacen su mejor esfuerzo sacrificando recursos y entrenando personal
para apostarle a la seguridad informática y la educación financiera. El sector
real no se queda atrás con la desaprobación de conductas mercantiles nocivas
que afectan ostensible la economía. Solo nos resta el núcleo familiar, aunque
pequeño, lleva la mayor responsabilidad en la carga social, dado que la ética,
la moral y los valores empiezan en casa y no son negociables.
Como en el amor, con uno
que desenamore basta; mientras existan personas ávidas de emociones financieras
agresivas, ilegales y arriesgadas existirán creativos para saciar la sed de
dinero fácil y rápido.
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