En un fraude, la
relación entre el perpetrador y la víctima es simbiótica. Es una relación
estrecha, fuerte y persistente que generalmente genera bienestar para uno solo
de los organismos, en este caso el defraudador. El fraude son aquellas actividades
y/o acciones que tienen el propósito de enriquecimiento personal a través del
uso inapropiado o la sustracción de recursos y/o activos de una organización
por parte de una persona. Sin embargo, el fraude no se limita al ámbito empresarial,
dado que todos de alguna forma podemos ser víctimas de una conducta criminal.
La desesperación y el desconocimiento
pueden encaminar a la víctima de un fraude por el tortuoso camino de la pérdida
económica y aniquilamiento de su dignidad. ¿Estaría Usted dispuesto a negociar
con alguien quien le ofrece borrar su mal historial crediticio, los problemas
con la administración de impuestos y los comparendos o multas por su
irresponsabilidad detrás del volante? A lo mejor todas éstas propuestas suenan
muy atractivas si lo único que Usted busca es borrar un mal pasado, pero el propósito
del estafador es despojarlo a Usted de su dinero tanto como su desespero se lo
demuestre.
El estafador sólo ve en Usted y su
afán la oportunidad de oro para sacarle el dinero con las falsas promesas de
limpiar, borrar, organizar o mejorar aquello de que sólo una entidad
gubernamental puede controlar. No se deje tramar por el discurso barato del
impostor que sólo desea ayudarle en la prosperidad de su futuro a través de
acciones ilegales.
Tenga en cuenta que cualquier acto ilícito
que esté acompañado por la coima, la mordida o el porcentaje para el
funcionario público y para quien le está ayudando con el proceso conllevan en
un delito económico como fraude, extorsión, corrupción o lavado de dinero.
Evite cualquier tipo de relaciones
personales que se generan a través de una acción ilegal y no permita que su
dignidad sea negociada con el mejor postor. Recuerde que los problemas se
solución de raíz y si Usted tiene la intención de recuperar su credibilidad,
simplemente acuda al origen del problema y no permita que su desesperación lo atrape
en un fraude.
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